domingo, 11 de noviembre de 2012

Sobre "El caso de J."

La situación de J. tiene como consecuencia problemas conductuales y emocionales

Tras la discusión por grupos en clase, creemos que podría esquematizarse de la siguiente manera:



Además, en un primer análisis hemos destacado los siguientes aspectos:

  • J. presenta un desfase de uno o dos años con sus compañeros de clase. Tiene 17 años, por lo  que la educación “obligatoria” ha dejado de serlo.
  • No sabemos hasta qué punto el objetivo de terminar el graduado responde a una voluntad personal, J. afirma que lo que quiere es dar una alegría a sus padres.
  • Procede de una familia con estudios superiores, aunque desconocemos si en el hogar se ha desarrollado un ambiente de estudio y esfuerzo.
  • La conducta del padre y de la madre son diferentes. Su manera de enfrentarse al problema nos hace suponer que tienen personalidades distintas, aunque en cualquier caso siguen siendo receptivos a la mediación del centro de enseñanza.
  • La información sobre el grado real de permisividad con las drogas en el ámbito doméstico es difusa. Es decir, no sabemos hasta qué punto el consumo por parte de J. se asume como un aspecto más de los cambios negativos que está experimentando.
  • Sabemos que no se habla de la adopción porque los padres dicen que el hijo no quiere. El dato se le ha ocultado hasta hace poco tiempo, por lo que podemos presuponer que ellos son incapaces de abordar esa cuestión de forma abierta.
  • No poseemos datos sobre si su hermana es biológica, también adoptada o hija natural.
  • Desconocemos la influencia del comportamiento de J. entre sus compañeros de clase.

Da la impresión de que el chico tiene una baja autoestima y desea conseguir la aceptación de su entorno. En realidad, todos los agentes implicados están en una especie de callejón sin salida, es evidente que necesitan alternativas. En algún momento de la clase se planteó la posibilidad de darle un ultimátum por parte del centro educativo en lo relativo a las drogas, y de organizar un taller con las familias de los alumnos al que pudieran asistir sus padres, de manera que se pudiera tratar el problema con ellos desde un enfoque global y menos agresivo.

Entendemos que una medida disciplinaria grave también es un fracaso por parte de la institución, pero nos planteamos hasta qué punto ésta se puede hacer responsable de la situación de J., teniendo en cuanta que la solución pasa tal vez por su traslado a otro centro donde pueda seguir una formación diferente.



Begoña, María J. Uzquiano, Laura y Marta
Grupo de AAPP y EF

No hay comentarios:

Publicar un comentario