DIARIO DE ADOLESCENTE
“Querido diario: esta mañana me
he cruzado con él y me ha sonreído, puff ha sido increíble…” Seguro que a más
de uno o una le suena esto. Los que teníamos un diario en la adolescencia nos sentíamos
liberados al poder contar a alguien nuestros sentimientos, al menos así me
pasaba a mí. No sé si es algo que va con la persona o con la edad. A menudo
sigo pensando que escribir un diario me haría reflexionar sobre muchas cosas de
mi vida, ¿estoy contenta con lo que soy, con lo que he conseguido? ¿he podido
hacer las cosas de otra manera? (recordemos la secuencia de Seinfield “Do the
opposite”), claro que sí, siempre se pueden hacer las cosas de otra manera pero
seguramente cambiaría el resultado, o no. ¿Es que queremos que cambie el
resultado?
La semana pasada hablando en
clase de Alejandro sobre identidad salió el tema de los diarios de adolescentes.
Casualmente unos días antes me topé con mi diario de hace unos 16 años. Busqué
la llave que seguía escondida en el mismo sitio que entonces (feedforward que dio lugar a un feedback positivo, porque allí estaba la
llave) y lo leí. Entre alguna risa y algo de asombro descubrí que no pensaba tan distinto a como pienso ahora,
solo que mi atención se centraba en otras cosas: los chicos, las amigas y los
estudios (por este orden). Me dio que pensar, ¿la identidad es algo constante
en la persona? No puede ser, la identidad de cada uno hemos de construirla día
a día ¿o no?, esta construcción se hace más evidente cuando se produce nuestro
desarrollo cognitivo en la adolescencia, cuando nos paramos a reflexionar sobre
lo que pensamos y sentimos. ¿Acaso en estos 16 años no he cambiado nada mi
forma de ser? Jolín, que feedback más
negativo me está entrando. Si yo pensé que había hecho muchas cosas en todo
este tiempo. Simplemente puede ser que ya tuviera construida mi identidad y se
ha ido poco a poco adaptando a los grandes cambios que ha habido en mi vida
después sin apenas yo notarlo ¿lo notarán los demás? No es que pensemos
distinto sino que afrontamos las situaciones de otra manera, con la experiencia
que te da la vida y como que se ven las cosas con otra perspectiva, digo yo.
Tendré que buscar mi diario anterior a ese para notar más los cambios… ya os
contaré.
Lo del diario me ha hecho
reflexionar. Os invito a releer vuestros diarios. Todos hemos sido adolescentes
y ahora vamos a trabajar con ellos como docentes, nos tendremos que poner en su
lugar en numerosas ocasiones y tratar de pensar como ellos para poder
entenderles. No saben qué hacer, se sienten perdidos pero a la vez se enfrentan
constantemente reivindicando su yo.
Una última cuestión. Después de
leerlo me entró el pánico. No quería que nadie lo pudiera leer y saber lo que
yo pensaba entonces, quemé las hojas, ¿demasiada sinceridad? Ya me estoy arrepintiendo...
Laura Lozano Arenal - Artes Plásticas y Visuales
Hola, Laura.
ResponderEliminarYo también soy de las de diario (bueno, de diarios). Ni siquiera sé dónde pueden estar, aunque estoy segura de no haberlos tirado; puede que algún día aparezcan al vaciar un mueble o en el fondo de una caja. En mi caso, lo realmente divertido ha sido cuando alguna vez he estado en casa de una amiga del colegio y nos hemos puesto a leer las cartas que escribíamos entonces. Hemos terminado por los suelos, muertas de risa. Las mías eran tremendas.
A lo mejor, en el fondo, muy en el fondo, soy la misma. Puedo decir que, afortunadamente, he cambiado en casi todo lo demás.
Yo me arrepiento de muchas de las cosas que he hecho. Sé que no hay vuelta atrás pero, si pudiera, tomaría otras decisiones, evitaría cometer ciertos errores y no me dejaría llevar por determinadas personas y situaciones. Todo sería distinto, no sé si mejor o peor, y yo también lo sería. Entonces renegaría tal vez de otras experiencias y desearía haber hecho algunas cosas de manera diferente, aunque no serían las mismas… Uf, esto empieza a parecerse al “Jardín de senderos que se bifurcan”.
Seguramente tampoco estaría plenamente satisfecha con mi vida y, a pesar de ello, me empeñaría cada día en salir adelante. De eso se trata, ¿no?
Nos vemos en clase.
María J. Uzquiano – Grupo de Artes Plásticas y Visuales + Educación Física