Esta película va más allá de la
dura representación de la vida de un adolescente y nos muestra su propia
búsqueda de su identidad como persona. El protagonista realiza un viaje desde
la vulnerabilidad hacia la independencia.
El protagonista sufre durante
toda la película la huida permanente de esa bonita infancia que le ha sido
negada sobre todo por su familia. El
final y el mar es una metáfora de la libertad tan anhelada por él. De una
manera global se podría decir que esta película trata de lo que rotundamente no
se puede hacer en educación. Este adolescente no es valorado en la escuela y
nunca se señala las características positivas que este posee. Tampoco es
valorado en casa con una madre que proclama lo que hay que hacer sin dar
ejemplo y un padre que está ausente.
Ese final es lo que más me ha
gustado. Nos hace reflexionar, y lo deja tan abierto que cada individual podría
tener una interpretación diferente. Ese
final es la incertidumbre del protagonista. El cual se queda congelado en el
tiempo. Una canción de Luis Eduardo Aute dice:
"Recuerdo
bien
aquellos "cuatrocientos golpes" de Truffaut
y el travelling con el pequeño desertor,
Antoine Doinel,
playa a través,
buscando un mar que parecía más un paredón.”
Ana María Pérez
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