domingo, 9 de diciembre de 2012

LOS CUATROCIENTOS CORTES

El caso de C.
“Este pececito nos va a subir la nota”. Así de convencido se muestra el trío formado por dos manos-madre y un cúter inscritos en el Máster de Formación del Profesorado de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH). “Ha sido muy duro, pero estamos seguros de que nuestro esfuerzo se verá recompensado”, afirma el padre con voz cansada.
No es para menos. Las manos-madre llevaban una semana de retraso y el recién bautizado Cutín vio la luz del flexo tras casi una jornada de trabajo. Fueron horas de incansable tallado donde las virutas de linóleo se mezclaban con alguna que otra tira de piel. A pesar de todo, los padres se muestran satisfechos: “Nos quedaríamos mirándolo durante horas”, reconoce la mano derecha mientras su índice acaricia suavemente las agallas de la criatura.

Cutín, con media hora de vida.

Estas manos-madre se han hecho muy populares en la comunidad de bellartistas surgida en el seno del citado máster. “¡Quién me lo iba a decir!”, exclama la mano maestra. “Después de tantos años habituada a la concavidad del ratón, lo que menos me esperaba a estas alturas era ser madre por métodos artesanales”. El cúter se expresa con menos entusiasmo, consciente de su mera función instrumental y tal vez también a causa de los rumores que atribuyen la paternidad del pez a una gubia en V. Las manos-madre hacen caso omiso de las críticas y se muestran contundentes al respecto. “Nein, nein. En el proceso colaboraron dos gubias, una en U y otra en V, pero fue el cúter quien se encajó definitivamente para cortar la plancha y moldear los huecos. Él es el padre. Una hembra siempre sabe esas cosas”. Y añaden: “Ha quedado claro que se trataba de una labor personal y cada una se lo monta como mejor puede. Lo importante es el resultado”.
Como en todo parto que se precie – al fin y al cabo, las manos-madre son unos pedazos de mamífera –, el bebé nació envuelto en sangre. “Han sufrido mucho”, reconoce el padre, “sobre todo las yemas de la mano izquierda. La del dedo corazón ha quedado seriamente dañada. Los cortes son innumerables”. Aún doloridas y enrojecidas por la presión en los puntos de apoyo de la herramienta, ellas responden con una mirada condescendiente. “Todos lo hemos pasado mal, el cúter ha perdido dos tramos de cuchilla. Pero ya le hemos dicho que una amputación no convierte a nadie en un monstruo, como ha quedado claro en el Taller de Comunicación e Imagen Digital”.

Los padres, exhaustos pero felices.

Hace pocos minutos que se han dado cuenta de que el pez está invertido. Es una alteración que normalmente se hace visible al llegar a la adolescencia (primera estampación), pero que las manos-madre han apreciado una vez que han podido observar detenidamente al pequeño. “El sentido de las láminas será hacia la izquierda. Vivimos en un mundo muy conservador y no sabemos cómo podrá afectar eso a su identidad”, explican con lágrimas en los ojos, conscientes de que ya no hay nada que hacer. “Yo les repito que hay que experimentar”, replica el cúter. “Lo que ocurre es que las manos tuvieron un feedforward positivo durante las últimas horas del parto y cuando se han dado cuenta de la posición del crío están sufriendo un feedback muy negativo”. (El padre no tiene mayor conocimiento de lenguas que el que adquirió durante su estancia en una tienda de chinos, pero no pierde detalle de las clases de Aprendizaje y Desarrollo de la Personalidad).
No obstante, manifiesta menos confianza al hablar sobre el futuro. “Pensábamos que podríamos optar a una beca de excelencia, pero este año las han suprimido a causa de la crisis”. “Pues nosotras estamos seguras de que las estampaciones de este pez nos traerán grandes alegrías”, afirman las manos-madre con un tono más optimista. “Además, tenemos en mente ofrecer nuestros otros dibujos a la tienda de marcos de la esquina”. Ambos reconocen la inquietud que les produce pensar en el próximo entintado de la plancha. “Nos da pena, sobre todo porque sabemos que Cutín nunca volverá a ser el mismo”. “¡Peor sería que hubiera que circuncidarle!”, sentencia el padre, que insiste en la dificultad de subsistir y producir más material si no aumentan las ayudas a la familia...


LA MATERNIDAD DENTRO DEL ARTISTEO ES UNA REALIDAD CONSTANTE QUE GOZA DE ESCASA DIFUSIÓN. NOS GUSTARÍA DAR A CONOCER AL PÚBLICO LOS DETALLES DE ESTE UNIVERSO TAN PARTICULAR. DESDE AQUÍ OS ANIMAMOS A CONTAR VUESTRAS EXPERIENCIAS.


[El dibujo del pez se ha realizado a partir de una fotografía incluida en la dirección http://www.ehow.com/info_8081757_concrete-engraving-tools.html]

María J. Uzquiano – Grupo de Artes Plásticas y Visuales + Educación Física

9 comentarios:

  1. Ja... genial. Espero ver a Cutín mañana ;)

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  2. Por cierto, excelente ejercicio de abducción

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  3. Ah... me recordaste la idea del artesano de Richard Sennett http://www.lavanguardia.com/cultura/noticias/20091223/53850950334/richard-sennett-el-capitalismo-se-ha-hecho-hostil-a-la-vida-hannah-arendt-france-telecom-wall-street.html

    Por cierto un autor muy interesante, sobre todo sus conexiones con la Arquitectura y el Urbanismo.

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  4. ¡ME ENCANTA, MARY! ¡ES UN TEXTO FABULOSO! ¡GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS MIL POR COLGARLO!

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  5. Es fantástico
    Felicidades
    No había tenido tiempo de leerlo ;)

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  6. Hola, Alejandro.

    Yo pensaba que la abducción era cuando se te llevaban los extraterrestres. He consultado el DRAE y he comprobado que, como tercera acepción, figura la siguiente:

    3. f. Fil. Silogismo cuya premisa mayor es evidente y la menor menos evidente o solo probable.

    Y ya estoy perdida.

    En primer lugar, constato que me queda mucho por aprender (conozco a Arendt por las numerosas referencias a su obra que he encontrado en otros textos; de Sennett solamente he leído alguna entrevista). Después, puedo decir que escribí la entrada en el blog porque mi impresión general era que había una parte de alumnos del máster que íbamos por otro lado y cuyo aprendizaje apenas estaba siendo representado, lo que no quiere decir que no exista. Supongo que la cantidad de entradas de uno y otro grupo es un reflejo de que nosotros estamos más acostumbrados a “hacer cosas” que no son leer, resumir ni escribir.

    Yo necesito la concreción, aunque sea como etapa final de un proceso teórico, tal vez por deformación profesional. En último término, un arquitecto, un traductor, etc., maneja una serie de elementos con los que conforma una realidad según su criterio personal. Una frase tiene un sentido diferente si sus sintagmas se ordenan de una manera o de otra. El proceso arquitectónico es más complejo pero, al final, todo tiene una consecuencia práctica que es el resultado de una decisión previa y que el usuario termina disfrutando o padeciendo. A los alumnos del grupo de Artes Plásticas y Visuales nos ha tocado sacar el artista dormido en cada uno de nosotros (algo con lo que, sinceramente, algunos no contábamos); pues bien, puede haber una elucubración teórica perfectamente elaborada pero, según mi experiencia, la lámina, el grabado o el dibujo no salen si no te acaban doliendo las cervicales delante de la pantalla del ordenador, te haces polvo los dedos cortando el linóleo o te pringas de pintura hasta los codos.

    Tal vez, en un futuro lejano, el mundo estará poblado por entes pensantes que serán pura energía pero, por el momento, lo que yo veo a mi alrededor está marcado por la fisicidad. El embarazo y el parto de Cutín fueron una misma cosa: hundir, resbalar, cortar (me), arrancar. Al mismo tiempo, el cerebro no deja de funcionar cuando se realiza una actividad manual durante horas; por lo menos, el mío no, con lo que creo que estoy más de acuerdo con Richard que con Hannah. Me ha gustado mucho el artículo.

    Creo que, a estas alturas, el máster ha producido material suficiente como para desarrollar un metalenguaje. En cualquier caso, a mí me surgió espontáneamente (y mucho antes de tomar la decisión de contarlo en el blog, claro está), así que supongo que no caben dudas al respecto. Si tu comentario incluye también la segunda acepción del DRAE, te diré que sí, que estoy segura de haber sido abducida y, es más, me da pavor pensar en el día que la nave extraterrestre (lo siento por la parte que te toca) me escupa sobre este estúpido planeta.

    Saludos,

    María J. Uzquiano – Grupo de Artes Plásticas y Visuales + Educación Física

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  7. Hola María

    Me encanta que vuelvas a sacar el tema de la abducción. Pensaba que sólo Nikki había estado dándole vueltas a esto (explícitamente, porque he visto muchos ejemplos en este blog).

    Te sugiero la lectura de este post, que escribí hace un tiempo, a ver qué te parece, como respuesta o comentario:

    http://alejandroiborra.blogia.com/2009/102301-metaforas-abductivas-.php

    Un saludo

    Alejandro

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  8. Te recuerdo algunas citas, léelas después de leer el post que te sugería antes:
    Como plantea Rodríguez (1999: p.116) “toda abducción requiere de un proceso de creación que sólo puede surgir como consecuencia de la aplicación de una regla, pero con la sola regla no basta y por ahí es por donde se convierte en un razonamiento creativo”.

    Rodríguez (1999:pp. 84-85) “ Los pensamientos lo son porque significan algo en relación a algo”.

    Resulta apropiado recordar la definición complementaria que también Bateson (1979 / 1993: pp.157-158) proporciona al proceso de abducción: “describir alguna cosa o suceso y luego buscar en el mundo otros casos que se ajusten a las mismas reglas que inventamos para nuestra descripción”. Para Bateson pensar abductivamente implica un tipo de pensamiento lateral, no sólo relacionado con el planteamiento de hipótesis y posibilidades, sino de realizar un proceso conexión de un suceso X con otro suceso Y con el que guarda algún tipo de relación. Por ello para él la abducción es la base de la metáfora, la alegoría, el sueño, la parábola, toda la ciencia, toda la religión y toda la poesía.

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  9. Hola, Alejandro.

    En cuanto a la improvisación: hay cosas que parecen casuales pero que, en realidad, deberían calificarse simplemente como no intencionadas. Suele ser habitual al tratar de crear una composición gráfica o incluso de montar una lámina para un concurso de arquitectura. Me parece arriesgado asegurar que los años y el esfuerzo dedicados a un tema implican que todo el conocimiento está automatizado (según eso, todos haríamos las cosas muy bien y estaríamos rodeados de edificios excelentes), pero desde luego están presentes. Hay aspectos que acaban surgiendo “naturalmente” en situaciones nuevas; otros siguen costando tal vez mucho trabajo al cabo de los años, pero supongo que ahí radica la diferencia entre alguien que ha dedicado su vida a una actividad concreta y un aprendiz.

    Según lo que cuentas, todo pensamiento sería metafórico en cierta medida, puesto que siempre “significa algo en relación con algo”, ¿no? Resulta interesante la etimología del término “metáfora”:

    http://etimologias.dechile.net/?meta.fora

    http://www.ddooss.org/articulos/textos/derrida_metafora.pdf

    Una profesora de inglés de la UPM publicó hace tiempo una tesis que estudiaba el uso de la metáfora en el lenguaje de los arquitectos:

    http://eprints.ucm.es/5241/

    http://www.ucm.es/BUCM/tesis/edu/ucm-t24825.pdf

    Existe todo un mundo propio en el que te vas adentrando durante la carrera y que puede resultar extraño para los no iniciados. Por ejemplo, es curioso cómo se asignan características de los seres animados a los elementos arquitectónicos, desde un material a una estancia. Un día hablamos de ello con el profesor de Materiales y métodos para la enseñanza del dibujo. A bote pronto, se me ocurren cosas como:

    - Hacer un mono.
    - "Este proyecto no vibra".
    - "Tienes que darle una vuelta a la lámina".

    En cuanto a la abducción, a veces resulta fácil establecer relaciones que convierten los sucesos que nos ocurren en una narración, y supongo que a unas personas más que a otras (no sé si es porque ando entre marcianos o en realidad soy yo la extraterrestre, probablemente da lo mismo). ¿Podríamos soportar la realidad cruda y dura si no existiera el pensamiento metafórico? ¿No es gracias a eso que existen la pintura y la literatura, entre otras cosas? En el extremo opuesto estarían las personas que entienden su vida como una continua metáfora cuando, a veces, las cosas no son más que lo que son.

    Según escribo esto, estoy viendo el principio de “El crepúsculo de los dioses” (“Sunset Boulevard”), de Billy Wilder (1950). La película empieza prácticamente por el final de la historia, con su protagonista, un guionista de Hollywood en horas bajas, asesinado y flotando en una piscina (la cámara está situada bajo el agua y vemos el cadáver que yace con los ojos abiertos mientras, por encima, los periodistas hacen fotos), al tiempo que va narrando cómo ha terminado en esa situación: “Pobre diablo. Siempre quiso una piscina. Bueno, al final consiguió una. Sólo que el precio resultó ser un poco alto”. ¿La abducción como base de la ironía?

    (Puede consultarse el texto completo del principio de la película y más información en inglés en la dirección http://www.filmsite.org/suns.html).

    Saludos,

    María J. Uzquiano

    Grupo de Artes Plásticas y Visuales + Educación Física

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