martes, 4 de diciembre de 2012

Ser y tener

Ayer, día 3 de diciembre, estuvimos reflexionando sobre la identidad y su desarrollo como algo propio de la adolescencia. Hubo un momento en que Alejandro nos sorprendió a todos (o al menos a mí) preguntándonos si sabíamos quién éramos, si podríamos responder a la pregunta: "¿quién eres?". 

En relación con ello y con las reflexiones que tuvieron lugar en la clase de ayer, pego aquí un pequeño texto que creo que puede resultar interesante. En la sociedad de consumo en que vivimos, parte de nuestra identidad se configura a partir de objetos, de cosas de usar y tirar que podemos comprar y vender. Evidentemente, esto no es algo propio de nuestro momento histórico, pero la sociedad de consumo de los siglos XX y XXI lo ha potenciado todavía más. Lo que tenemos configura tanto la identidad que nos creamos (adquirimos cosas porque nos gustan y queremos que formen parte de nosotros), como la identidad que queremos proyectar hacia los demás (adquirimos cosas porque queremos que sean reflejo de lo que somos o queremos llegar a ser).

Todos estos aspectos son especialmente importantes en la adolescencia, por lo que creo que el texto es bastante pertinente. Se trata de un poema titulado "Dime un insecto en una planta", y pertenece al poemario Alguien que sea yo (Huacanamo, 2011), de Manuel del Barrio Donaire, un poeta joven que a mí personalmente me encanta, y que en este poemario reflexiona bastante sobre la relación entre las cosas y la identidad.

Aquí os lo dejo. Un saludo a todos. 


"Dónde vivir, qué hacer,
con qué podrías combinar esa chaqueta,
calientas leche de soja en el microondas y preparas una taza de Nesquik,
lees a Shopenhauer para darle algún sentido,
lees a Aristóteles, a José Hierro,
vas a la universidad de lunes a viernes para llegar a comprender
por qué quieres comprar en H&M,
qué es un foulard,
en qué tienda venden las zapatillas Puma rojas y azules que te encantan.
Lo que no haces, lo que no cuenta,
el objeto crea al sujeto y los faldones de la colcha.

Te compras cosas para ser cosas,
te compras un coche para sentarte dentro y ser un coche,
un descapotable rojo, un Mini Clubman turbodiesel,
te compras una camisa azul y un jersey de lana
para ser una camisa y un jersey
y no ser tú desnudo y con la carne de gallina,
la carne cruda de gallina, la piel, el pelo,
las uñas que tenemos que cortar,
el hígado, las cejas que depilamos cada 3 o 4 días,
nuestro pequeño culo.

Desnudo sólo eres uno más,
un cuerpo más sentado en la butaca,
asiento 4C, pasillo, coche 9,
un dolor, un bulto, una manchita,
llegaremos a Madrid en menos de tres horas,
que tenga usted un buen viaje,
el mismo movimiento arriba y abajo del diafragma,
otro café con leche camarero, una mesa para dos,
desnudo ya no existes.
Para construir tu propio cuerpo y ser tú mismo
tienes que seguir las instrucciones,
leer algunos libros, improvisar, salir de compras,
mezclar camisetas baratas de algodón
con chaquetas Paul Smith o Emidio Tucci.

Eres el objeto, eres la cosa, eres el tejido, eres el material,
eres la madera del parquet y el aluminio del cierre Climalit de la terraza.
Eres lo que tienes,
eres lo que te rodea a menos de 3 metros de distancia,
el perrito que sacas a pasear,
ese jarrón que compras porque queda bien sobre la mesa,
un anillo de acero en el meñique, un vestido de flores,
el suavizante que pones en la lavadora,
lo digo en serio,
eres un paquete de chicles Orbit."


[ Clara Pablo ]  





2 comentarios:

  1. El hecho de nombrar a José Hierro me llevó a una clase de instituto en que él nos recitó, ya muy mayor, sus poemas. Fue una experiencia increíble.

    Después vino a mi memoria, en relación a la pregunta "¿Quién ERES?", una clase en que mi tutora de entonces propuso que nos definieran los compañeros. A mí me dedicaron los siguientes adjetivos: rara, distinta, especial, diferente, extraña. Como puede verse, todo en la misma línea. Me sorprendió ser la única con esos adjetivos (y solo de ese tipo) aunque en el fondo sospechaba que son los que iban a darme.

    Dejando esto al margen, en relación al poema, opino: dinero, dinero y dinero. Sin él, no hay consumo y, por tanto, ¿(SON)PERSONAS? Sin querer, estos versos me han llevado a pensar en las también (SON) PERSONAS sin techo, sin comida, etc, que puedes encontrarte en cualquier paseo (por corto que sea) en Madrid. Las PERSONAS con cosas no les miran, no les hablan, les repudian. Aquí hablo en términos generales (siempre hay quien no, por supuesto) tras la observación de la expresión corporal, por ejemplo, de los pasajeros de un vagón de metro en el que se sube alguien que no cumple con los "patrones mínimos de materialidad".

    Surge así un estrato en las grandes urbes de "INVISIBLES", de "INMATERIALES" ("¿No existencia?" "¿No SER?")

    Por otro lado, pienso en una tribu donde todas las necesidades básicas están cubiertas y no se han generado otras artificiales. No hay "invisibles". No hay "inmateriales".

    En todos estos casos hay PERSONAS, hay CONTEXTOS, hay RELACIONES. Sigo pensando... "¿Quién ERES?"


    Muchas gracias, Clara, por el post. Un saludo :)

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  2. Clara, es genial este poema, me recordaba el libro de Vicente Verdu, Yo y tu, objetos de lujo. Los objetos son extensiones de nuestra identidad, o nosotros somos también los objetos. Tratare de escribir más al respecto.

    Gracias

    Alejandro

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