lunes, 10 de diciembre de 2012

La sombra de Mortadelo

A lo largo de mi vida como estudiante no he tenido mayor complejo que el de Mortadelo: entrando en la clase de gramática me trataban de gramático, entrando en la clase de historia me consideraban historiador y ahora que ando en un máster de profesor, me tratan de profesor. Todas esas identidades que he ido recogiendo son diferentes de las que tengo cuando me miro al espejo a lo largo de la semana. Siempre he tenido los mismos ojos, las mismas orejas y las mismas manos pero el título de Licenciado en Filología Hispánica, con sus roles de lingüista, gramático y estudioso de la literatura está pegando sus primeros balbuceos. A estas alturas, nadie me engaña: me ha encantado tener todas esas identidades, no hay nada mejor que tener todo tipo de identidades que sepan vender hielo a los esquimales.

Otro tipo de identidad que está muy alejada de todas las anteriores y de la especular es la de la sombra o proyección. Admitamos que hasta Mortadelo tiene una sombra, adquiera la identidad que adquiera: ésta se expande y muestra en el espacio, se apta a los movimientos y se adelanta a las decisiones. No es más que la identidad que quiero yo para mí, sea cual sea el disfraz que me ponga. La proyección de aquellas facetas que me llevan a alcanzar unas competencias no conoce más frontera que mis metas. Aquí os presento, mi código de conducta: aquello que favorece lo que yo quiero ser, lo que yo promociono, proyecto y busco de mi mismo, es exactamente lo que estoy experimentando. Ahora que he bailado mucho en la oscuridad, cuando lucho contra mi propia sombra me siento mal conmigo mismo. Al final Sócrates, Séneca y Marco Aurelio tienen razón: tenemos alguna clase de genio o demonio que se nos adelanta, no tenemos más que reconocer la imagen de Mortadelo pintada en el suelo.


2 comentarios:

  1. Hola Gonzalo

    Qué jungiano te nos has puesto, algo que celebro, y mucho. La sombra es un arquetipo según el Psicoanálisis Jungiano, nada original por otra parte. La literatura muestra este arquetipo una y otra vez. También somos nuestra sombra, nuestro lado oscuro. Creo que el primer paso que hay que dar para reconciliarnos con esa parte, consiste justamente en conocerla. Contactar con ella. Al establecer diferentes identidades, diferentes identificaciones según el contexto, lo que emerge es justamente el proceso de notar lo que se mantiene en todos esos contextos diferentes. Y eso es también una cuestión importante.

    Me gustó mucho esta frase tuya:

    La proyección de aquellas facetas que me llevan a alcanzar unas competencias no conoce más frontera que mis metas

    Lo fundamental en esta declaración de principios (algo que evolutivamente es bastante complejo y que Kegan identificaría como una actividad propia del cuarto orden de conciencia) radica en poder gestionar y decidir acerca de tus metas. No estar sujeto a las mismas, sobre todo si ni siquiera las hubieras elegido tú.

    Esto parece que no lo hacía de manera tan explícita nuestro amigo el profesor François, aunque viviera sus consecuencias ;)

    Creo que nuestro amigo el profesor de lengua francesa, también tenía una sombra (como la institución a la que pertenecía), lo que no sé es si era tan consciente de ella, como al parecer tratas tú de ser.

    Un saludo

    Alejandro

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  2. Ah... buena metáfora... me recordaste la película de Woody Allen, Zelig.

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