martes, 4 de diciembre de 2012

Parménides y el Ser







A continuación os dejo un extracto de la filosofía de Parménides sobre el ser y su cualidades. Esto va en relación con la clase del 3 de diciembre que trataba de la identidad:



''en virtud del principio de que el ser es, y el no ser, no es, principio que nadie puede negar sin declararse loco, podemos afirmar acerca del ser una porción de cosas. Podemos afirmar, lo primero, que el ser es único. No puede haber dos seres; no puede haber más que un solo ser. Porque supongamos que hay dos seres pues entonces, lo que distingue al uno del otro "es" en el uno, pero "no es" en el otro. Mas si en el otro no lo es lo que en el uno es, entonces llegamos al absurdo lógico de que el ser del uno no es en el otro. Absolutamente tomado, llegamos al absurdo contradictorio de afirmar el no ser del ser. Dicho de otro modo: si hay dos seres ¿qué hay entre ellos? El no ser. Pero decir que hay el no ser, es decir que el no ser, es. Y esto es contradictorio; esto es absurdo, no cabe en la cabeza; esa proposición es contraria al principio de identidad.

Por tanto, podemos afirmar que el ser es único, uno. Pero además, podemos afirmar que es eterno. Si no lo fuera, tendría principio y tendría fin. Si tiene principio es que antes de principiar el ser, había el no ser. Pero ¿cómo podemos admitir que haya el no ser? Admitir que hay no ser, es admitir que el no ser, es. Y admitir que el no ser, es, es tan absurdo como admitir que este cristal es verde y no verde. El ser, es, y el no ser, no es. Por consiguiente, antes de que el ser fuese, había también el ser; es decir, que el ser no tiene principio. Por la misma razón no tiene fin; porque si tiene fin, es que llega un momento en que el ser deja de ser. Y después de haber dejado de ser el ser ¿qué hay? E1 no ser. Pero entonces tenemos que afirmar el ser del no ser, y esto es absurdo. Por consiguiente, el ser es, además de único, eterno.

Pero no queda ahí. Además de eterno, el ser es inmutable. El ser no puede cambiar, porque todo cambio del ser implica el ser del no ser, puesto que todo cambio es dejar de ser lo que era, para ser lo que no era; y tanto en el dejar de ser como en el llegar a ser, va implícito el ser del no ser, el cual es contradictorio.

Pero además de inmutable, el ser es ilimitado, infinito. No tiene límites, o dicho de otro modo, no está en ninguna parte. Estar en una parte es encontrarse en algo más extenso, y por consiguiente, tener límites. Pero el ser no puede tener límites, porque si tiene límites, lleguemos hasta esos límites y supongámonos en esos límites. ¿Qué hay allende el límite? El no ser. Pero entonces tenemos que suponer el ser del no ser, allende el ser. Por consiguiente, el ser no puede tener límites; y si no puede tener límites, no está en ninguna parte y es ilimitado.

Pero hay más, y ya llegamos a lo último. El ser es inmóvil; no puede moverse, porque moverse es dejar de estar en un lugar para estar en otro. Pero ¿cómo puede predicarse del ser -el cual, como acabamos de ver, es ilimitado e inmutable- el estar en un lugar? Estar en un lugar supone que el lugar en donde está es más amplio, más extenso, que aquello que está en el lugar. Por consiguiente, el ser, que es lo más extenso, lo más amplio que hay, no puede estar en ningún lugar; y si no puede estar en ningún lugar, no puede dejar de estar en el lugar; ahora bien, el movimiento consiste en estar estando, en dejar de estar en un lugar, para estar en otro lugar. Luego el ser es inmóvil.'' Parménides



Ana María Pérez

1 comentario:

  1. En el comentario que hacía en "Ser y tener" hablaba de mi extrañeza cuando mis compañeros de instituto únicamente me definían a mí dentro del grupo como distinta. Todos éramos distintos, todos, y me sorprendía que no lo vieran. Quizá su juicio solo se basaban en la ropa, en los gustos musicales o similar. Cuestiones en las que, evidentemente, no me parecía en nada y de lo que era plenamente consciente. Pero sí, aunque no lo vieran, entre ellos también eran tan diferentes como dos gotas de agua:

    http://farm3.static.flickr.com/2249/2026385869_07e0e56800.jpg

    Ahora, con tanto ser y no ser... Seguro que a muchos os vino a la cabeza lo de...

    "¡Ser, o no ser, es la cuestión!—¿Qué debe
    más dignamente optar el alma noble
    entre sufrir de la fortuna impía
    el porfiador rigor, o rebelarse
    contra un mar de desdichas, y afrontándolo
    desaparecer con ellas?"

    ¿O no?

    Gracias, Ana María, por el post. Un saludo :)

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